Sobre mi

Desde pequeña me fascinaban los paños de frivolité que hacia mi tia abuela Agueda, aunque no fue hasta bien mayor que me interesé por aprender sus técnicas.

Aprender la técnica del frivolité o encaje con lanzaderas se lo debo a mi tía Gumer. A traves de ella aprendí los primeros pasos que luego, y gracias al  fantástico libro de Begoña Lorenzo «El frivolité, manual de aprendizaje, diseños y patrones», fuí perfeccionando y desarrollando.

Más adelante descubrí otras aplicaciones, a parte de los paños y las puntillas, como los pendientes, las pulseras y las gargantillas.